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2 de Septiembre de 2020

Urgencias en salud mental y pandemia

  • El Hospital de Marchigüe organizó la IX jornada de Salud Mental, en la cual se abordó la temática de las urgencias subjetivas, bajo este escenario epidemiológico. Al respecto, la psicoanalista Ana María Solís entregó ciertas recomendaciones desde el punto de vista de salud mental.

Marchigüe, 02 de septiembre de 2020.- Durante el mes de agosto se llevó a cabo la IX jornada de Salud Mental del Hospital de Marchigüe.  Esta iniciativa se enmarca en el programa de Apoyo a las Buenas Prácticas en Atención Primaria, a través de la cual se generó el libro: “Algunas contribuciones psicoanalíticas a la salud pública” (2019).

La jornada se centró en el abordaje de las urgencias subjetivas en tiempos de pandemia.  La actividad vía streaming estuvo a cargo de Ana María Solís, psicoanalista miembro NEL- AMP y académica PUC. Posterior a la jornada, los organizadores dialogaron con la expositora para así comunicar algunos conceptos trabajados en la instancia.

¿Es posible visualizar o prever cuál será el estado afectivo de las comunidades de cara a lo que será el segundo semestre, donde el peligro de la pandemia está aún presente? ¿Qué recomendaciones desde el punto de vista de la salud mental podría usted realizar a las comunidades?

Dada la singularidad de la vivencia de la pandemia, no es posible prever las consecuencias de la misma. Lo importante es no homogeneizar la vivencia de la pandemia, reconocer el contexto, la historia y los efectos particulares. Desde mi experiencia, las consultas no necesariamente tienen que ver con la pandemia en sí misma, recortar lo que es importante para el consultante es central, pensar cuál es su relación al otro, qué ideales se perdieron, que efectos del confinamiento, que expectativas de su término. Como sugerencia es  necesario darle lugar a la contingencia y a la vivencia singular, sin forzar a los ideales de la salud y el bienestar, sino más bien dando acogida y escuchando el malestar de cada cual, dignificando la palabra de quien consulta, acompañando en las soluciones singulares que puede ir encontrando con sus propios recursos. Tendemos a pensar en tips y protocolos, pero el escuchar al sujeto como significa la vivencia, respetando sus palabras para nombrar el malestar parece central. 

¿Cómo se podría definir una urgencia subjetiva?

Es un estado de desestabilización en donde los recursos del sujeto se ven trastocados por algún evento que trastoca el funcionamiento habitual, puede ser un elemento cualquiera, no depende del dramatismo de una escena. Para esto es necesario ubicar las coordenadas de desestabilización, en relación a la escena y los otros involucrados. Lo que caracteriza esta manifestación es la sorpresa y el sinsentido que comporta para el sujeto, llevándolo a un estado de angustia, que puede ir desde el horror al estupor, pasando por actuaciones de diversa índole (auto o hetero agresiones, intentos suicidas, entre otros).

Se puede pensar la urgencia subjetiva justamente en relación a  una ruptura del lazo social, caída de los ideales y de las identificaciones, un lazo diferente el otro, con el gran otro, una ruptura, incluso con el propio cuerpo. Un estado de desestabilización subjetiva donde se pierden las coordenadas simbólicas, la homeostasis subjetivante. Ruptura aguda de la cadena significante. Aparece el sin sentido en su vertiente inquietante, para Freud eso era lo traumático, aquello que unía la sorpresa con el sin sentido. Me parece que ahí hay dos claves que son útiles para entender este modo de padecimiento: la angustia traumática y la urgencia. Por una parte, la angustia pensando en aquella certeza del sujeto de que algo pasa, pero que no sabe cómo ni con qué poder apaciguar su padecer, y por otra, la urgencia del sujeto por una rápida solución, ya que esa angustia tiene un carácter atemporal,  no están las coordenadas simbólicas de espacio y tiempo, y cuando eso no está lo que aparece es la experiencia de infinitud, no hay intervalo. Es una angustia sin marco.

Es necesario diferenciar el “todos traumatizados”, asociado a la violencia social, a las catástrofes naturales, a la violencia que puede tener un accidente. Esta noción categoriza a los traumatizados respecto de la gravedad del acontecimiento, es decir, a mayor violencia del incidente mayor trauma. Como efecto, los profesionales de la salud, estarían autorizados a desestimar la reacción de un sujeto frente a un hecho que para sus ojos, no califica de traumático, si seguimos esta lógica, el paso siguiente es conducir al paciente a otra clasificación, también muy bien conocida en nuestra época: el trastorno de personalidad, es decir, si la conducta ante una determinada situación no se ajusta a “lo esperado”, se piensa en que hay una distorsión, inclusive una exageración de parte del paciente en cómo interpreta la realidad del acontecimiento.  

¿De qué manera el abordaje psicoanalítico de las urgencias puede contribuir a la salud pública? 

La localización subjetiva, es decir la relación que tiene el sujeto con el evento y la significación que pueda dar de él, fuera de todo protocolo o estándar, tiene un efecto terapéutico inmediato. El psicoanálisis puede contribuir en darle ese valor a la palabra del sujeto y demostrar la eficacia clínica que la escucha tiene

¿Cuál es la importancia de la creación de dispositivos de atención para este tipo de urgencias en la salud pública?

Creo que es importante darle un lugar no sólo a la urgencia, sino, también a su tratamiento. Esto quiere decir que ubicar al sujeto en relación a los otros, su cuerpo, el lenguaje y su síntoma, permite ir pensando una pragmática de la clínica, que se orienta por lo que ocurre en la actualidad y como eso se conecta con algo íntimo del sujeto. Darle un sentido libidinal, es decir que el sujeto le dé el propio sentido a lo que le ocurre, permite sortear las resistencias del paciente. La confianza transferencial, del lazo que el sujeto establece con la institución y con las personas que trabajan ahí puede darse, si están las condiciones de escucha y respeto por los arreglos que el sujeto ha encontrado hasta ese momento. La práctica entre varios, es crucial en esto.

En la jornada hizo referencia a la importancia de abordar las urgencias desde el trabajo colaborativo interdisciplinario, en este sentido ¿cuáles son los mayores desafíos de los equipos de salud mental durante la pandemia?

Conocer el trabajo del otro, los límites del propio. La importancia de generar, como lo decía anteriormente, una transferencia, un lazo con la institución para el paciente es central. La cohesión grupal y reconocer los ideales y lo que no anda en la institución. Un trabajo entre varios otorga una pausa para comprender en conjunto la urgencia a la que se asiste.

Muchas prestaciones de salud y también en salud mental se han debido reconvertir en atenciones remotas o de telemedicina. ¿Cómo hacer para que esta atención sea una atención ética, que recomendaciones podría entregar a los equipos en esta materia?

Creo que es importante reconocer cuáles son los límites de la atención remota. No están los cuerpos presentes, eso impone un límite. Me parece importante agudizar la escucha, buscar la enunciación y la posición subjetiva de quien consulta, cuál es su relación al otro (encarnado en esta pandemia).